¿Por qué ‘tenemos" fiesta el 1 de Noviembre?

 El 1 de noviembre se celebra el día de Todos los Santos, festividad religiosa cristiana cuyo fin principal es recordar a los familiares difuntos. Pero, como ocurre en muchas ocasiones, esta festividad cristiana ya tenía su precedente en la antigua Roma.

El equivalente al día de difuntos para los romanos era la fiesta de las Parentalia, que se celebraba entre los días 13 y 21 de febrero. Tenían un carácter funerario, eran días considerados nefastos, y por tanto se cerraban los templos y no se celebraban matrimonios. Los familiares visitaban las tumbas de sus antepasados y les dejaban coronas de flores, sal, pan empapado de vino y leche. En la misma tumba o en un lugar cercano, los familiares compartían una comida con el difunto y le pedían prosperidad para la familia. Se depositaban alimentos (a veces también animales sacrificados), bebidas, miel y lámparas de aceite para que el difunto se pudiera alumbrar en su camino. También se hacían libaciones en las que se esparcía vino, agua o perfumes sobre la tumba. Se creía que la aspersión de estos líquidos era una ofrenda que facilitaba la comunicación entre el pariente vivo y el muerto.

En Roma el entierro de los difuntos era un deber sagrado. Los espíritus de los muertos pasaban a formar parte de los dioses Manes. Negar la sepultura a un muerto era condenar su alma a viajar sin descanso, convirtiéndola en un espíritu maligno que atormentaría los vivos hasta que no se solucionara su entierro y el alma pudiera descansar en paz. Estos espíritus eran los Lemures y su festividad era las Lemuria, que se celebraban el 9,11 y 13 de mayo

Mosaico romano de un esqueleto con dos jarras, Pompeya (Italia)

En España es costumbre visitar los cementerios y llevar flores a las tumbas de los familiares. En Méjico (seguro que esto te suena, si has visto la película de Pixar, “Coco”), también tienen esta festividad y la llaman el “Día de muertos”. Durante el 1 y 2 de noviembre, familiares y amigos se reúnen y visitan los cementerios, les llevas a sus difuntos sus comidas favoritas y creen que sus espíritus viajan al mundo de los vivos para comer y celebrar juntos. Esta tradición hunde sus raíces en la época prehispánica cuando el culto a la muerte era fundamento de la cultura, pero con la llegada de los españoles y de la religión católica se armonizaron los ritos. El día 1 está dedicado a los “muertos chiquitos “, o sea a los niños y el 2 a los adultos, día de los fieles difuntos.

Las familias hacen altares y ofrendas donde colocan flores de cempasúchil, velas para guiar el camino, entre las fotografías de los antepasados; comen calaveritas de azúcar, pan de muertos y con el incienso aromatizan el altar.

La tradición entre los pueblos anglosajones, llamada “All Hallows Eve", popularmente conocida como Halloween, se basa en la romanizada fiesta celta llamada Samhain celebrada en el solsticio de otoño, que el papa Gregorio IV adoptó y adaptó a los principios cristianos. Seguro que esta te suena más, e incluso la celebras disfrazándote y visitando las casas de tu barrio pidiendo golosinas.


Artículo escrito por Dª Auxi Calderón. Departamento de cultura clásica

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